José María Sánchez Carrión

Dr. Ingeniero Naval

Socio de Honor de la Asociación de Ingenieros Navales

Académico de número de la Real Academia de la Mar

Presidente de la Fundación ingeniero Jorge Juan

 

3 Junio 2019 - Post nº 23

 

1. Situación de partida

No es baladí volver a repetir algunas de las afirmaciones señaladas en otros posts anteriores y afirmar que la extensa pugna por la hegemonía oceánica entre España, Francia e Inglaterra hunde sus raíces en los siglos XVI y XVII, aunque el advenimiento de los Borbones y el Tratado de Utrecht (1713) marcarán un nuevo escenario político y estratégico.

 

La Guerra de Sucesión Española bien podría haberse llamado de liquidación del dominio hispánico en Europa, al finiquitar la presencia en la península itálica y los Países Bajos. Las medidas correctoras que alteraron este desajuste se cimentaron en el Tratado de Utrecht y éstas se cifraron en la cesión a Gran Bretaña de Gibraltar y Menorca y la concesión del asiento de negros en las colonias ultramarinas. La ruptura del monopolio comercial ultramarino era una de las amenazas más temidas por los estrategas hispanos.

 

Más que el poderío naval y mercante inglés, el problema radicaba en la propia fragilidad del sistema comercial español, incapaz de suministrar productos manufacturados desde la metrópoli para satisfacer el mercado colonial y absorber las exportaciones de éste, objetivo que los británicos asumieron en mayor medida. Y por eso la Instrucción Reservada como objetivo era averiguar el “contrabando [que] hacen los ingleses con nuestra América, de qué modo lo practican.

 

Los entresijos del poder tratan de consolidar la nueva política de Fernando VI con respecto a Inglaterra. El marqués de la Ensenada es partidario de mantener una paz vigilante, pero trabaja para la guerra. Carvajal y Wall apuestan por la diplomacia y el posibilismo. En algunas ocasiones se ha significado que la política fernandina se basó en un equilibrio entre la francofilia de Ensenada y la anglofilia de Carvajal. Sin duda alguna, Francia era un referente no tan sólo para Ensenada, pero admiración no es igual a alianza.

 

Otro nivel de análisis corresponde a las formas políticas. Carvajal, en tanto que Secretario de Estado, es ante todo un diplomático y su proyecto de paz perpetua determinó una línea pacifista, no por ello sus objetivos políticos diferían de los de Ensenada.

 

El Marqués está convencido de que es inevitable otra guerra entre Inglaterra y Francia y que España debía disponer de una poderosa Armada antes de 1756. Necesitaba arsenales e industrias para poder sostener ese rearme naval. Había que construir buenos barcos, bien artillados, con buenos oficiales que los mandasen y constructores que los construyesen. España tiene dos buenos constructores, Autrán y Boyer, pero Ensenada sabe que son insuficientes para manejar los cuatro futuros arsenales y además no confía en ellos, Jorge Juan les llamará simples carpinteros, Desea traerlos de Inglaterra y copiar su tecnología. ¿Y si no confía en Autrán porque ordena acopiar maderas de acuerdo con sus planos de Autrán para avanzar, teóricamente, en la construcción de unos buques cuyos planos y características técnicas se desconocían? Algunos pensamos que no una buena decisión. El despilfarro de madera, la madera de reemplazo que llamaban, para sustituir las piezas ya construidas supuso una enorme pérdida en las reservas forestales españolas y los plazos tampoco se cumplirían.

 

En resumen, una de las características más definitorias de la política de Ensenada era su pleno convencimiento de que la modernización de la Real Armada pasaba inevitablemente por una detallada investigación de las marinas de sus rivales e introducir en España las infraestructuras y método de construcción que practicaban. Este especial método de transferencia es un tema polémico y controvertido especialmente el que nos ocupa el anglo-español y no fue el único. El propio Zar Pedro el Grande, los franceses Blaise Gestain y Blaise Ollivier lo hicieron antes que España y el sueco Fredrick Chapman lo haría después, aunque este no tuvo la suerte que Jorge Juan porque fue descubierto y arrestado en el astillero de Deptford. Por el contario los ingleses investigaban y estudiaban sobre los barcos enemigos que capturaban[1].

 

Aunque parezca una paradoja, esta misión de Jorge Juan en Inglaterra es también heredera del espejo francés. Existe una clara concomitancia entre la misión de Blaise Ollivier y la de Jorge Juan. El resultado de los trabajos de Ollivier será una importante evolución en el diseño: el navío de línea de 74 cañones. El primer buque de esta serie, el Terrible, botado en 1737, dispuso el artillado tan característico de esta serie: una batería baja de 28 cañones de 36 libras; una batería alta de 30 cañones de 18 libras; y 16 cañones de 8 libras en el alcázar y el castillo.     

 

2. La estancia según la “Breve Noticia” de Miguel Sanz.

Creemos interesante transcribir los dos párrafos en los que Miguel Sanz relata la estancia y sus consecuencias:

Elegidos en la Academia de Guardias-marinas, según instrucciones de S.M., a don Joseph Solano y Escobar, y a Don Pedro de Mora Salazar, a fines del siguiente mes de noviembre del mismo año de 48, se embarcó con ello D. Jorge Juan para Londres, donde para cumplir sus encargos, que eran de suma importancia, delicadeza y riesgo, es detuvo 18 meses.

Satisfecho el Rey del pronto feliz éxito de esta Comisión, para dar a D. Jorge Juan la más evidente prueba de su gratitud y confianza, a su regreso por mayo del 50[2] se dignó S.M. encargarle el arreglo de la Construcción de Navíos, y demás Fábricas de este ramo, igualmente en el Proyecto y dirección de los Arsenales y sus obras, asociado de los Ingenieros y Constructores[3].

 

Bien es verdad, que el secretario hace un breve comentario para referir la misión de Jorge Juan en Londres quien, portando instrucciones secretas muy precisas, junto[4] con un código cifrado para enviar mensajes y adoptando en ocasiones una falsa identidad[5], logró obtener relevante información sobre la marina inglesa, la organización y construcción de los arsenales o contratación de personal entre otras muchas y variadas informaciones de maquinaria o instrumentación, por ejemplo.

 

Es más, Alberola y Die han comprobado que entre el borrador del manuscrito original han detectado la supresión[6] del siguiente párrafo:

En una de sus visitas en los arsenales pudo su penetración, por solo examinar el modo de carenar a dos fragatas, que aquel gobierno meditaba enviarlas a formar algún establecimiento hacia la Mat del Sur, de que dio cuenta a nuestro embajador que lo era D. Ricardo Wall, cuyo celo pudo aclararlo y también impedirlo.[7]

 

Estas dos fragatas o fragatillas son objeto de otros comentarios a lo largo de los posts referidos a la misión londinense.

 

3. Comienza la misión en Londres

Jorge Juan no ha dispuesto ni de dos meses antes de embarcar, pero es posible que escribiera a algunos amigos ingleses de su estancia en el Colegio Naval de Malta o conocidos con posterioridad. Uno de ellos pudo ser David Cheap, superviviente del desastre de la fragata Wager en la Patagonia chilena. Ambos navegaron como pasajeros en la fragata francesa Lys en su retorno a Brest. Cheap pudo ser ese marino[8], sin nombre, que Juan menciona en su primera carta a Ensenada quien pudo franquearle la entrada en los astilleros, acompañarle en su visita y, como experto marino curtido en batallas, explicar las ventajas de la artillería inglesa en cuanto a rapidez de respuesta y el control del retroceso de sus cañones. Comentarios todos que con entusiasmo traslada a Ensenada. O tal vez simplemente bastaron unas pocas monedas y una botella de vino para dejarle la entrada expedita[9]. En la imagen un grabado del puerto comercial de Londres a mitad del XVIII (MMB).

 

Nada más llegar a Londres[10] Jorge Juan entra en contacto con la red de colaboradores tejida con anterioridad entre las que destacan un sacerdote, el padre Lynch, y un marino mercante, M.  Morris y Félix Abreu, segundo secretario de la embajada[11].  Del sacerdote católico irlandés, padre Lynch, dice Juan que es “clérigo de la capilla del ministro [plenipotenciario] de Baviera”, lo que le proporcionaba una discreta cobertura como agente al servicio de España[12]”.

 

Sobre la personalidad del padre Lynch tenemos dos opiniones, una de Wall que dice que era “muy honrado, apasionado nuestro y útil aquí a don Jorge Juan para el soborno de constructores[13], y otra de Abreu que cita que era un” irlandés muy honrado, apasionado nuestro [que]… ha ayudado aquí a don Jorge Juan para el soborno de constructores”[14].

 

Juan encarga a sus ayudantes la realización de los trabajos a los que exige un informe diario; informes que le servirían para la redacción de sus cartas a Ensenada, que escribe en primera persona, como si todo hubiese sido hecho personalmente por él; sin embargo, en las memorias de José Solano, primer marqués del Socorro, podemos encontrar otra versión de los hechos[15].

 

Los astilleros ingleses eran los de Chatham, Deptford, Ewer Bursledon, Ewer East Cowes, Rotherhite, Portsmouth, Plymouth, Sheemess, Well & Stanton y Woolwich. De estos son objeto de visita por nuestros espías Chatham, Deptford, Portsmouth, Plymouth y Woolwich que son los que construyen en el Támesis, en las cercanías de Londres.

 

A los pocos días de su llegada, Jorge Juan comunica a Ensenada que después de veintinueve días de navegación ha llegado a Londres y que en el río se están fabricando por el rey siete navíos nuevos de sesenta y setenta cañones, además de una fragata de veinte y un navío de sesenta renovado y que pronto podrá empezar los contactos con los constructores.  Esta información precipitada por parte de Juan o de Solano, no sabemos quién realizó la observación, adolece de tres errores:

  • Son seis los navíos de 74 y 60 cañones que se construían en aquellos astilleros, como se indica en el post 18.6.
  • El navío de sesenta renovado, podría ser el Victory que se acabaría en 1769.
  • Los navíos que señala no todos se construyen en Londres porque tres de ellos estaban en Plymouth y Porstmouth.

 

También minusvalora la importancia de “estaban remodelando su flota: para hacer más maniobrables sus navíos habían decidido eliminar la tercera batería de los navíos de tres puentes”[16]. Con el hecho de dejarlos solo en dos, estos ganaban en maniobrabilidad y rapidez a la hora del combate[17]. La captura del Princesa en 1740, diseño de Ciprián Autrán mejorando el de Gaztañeta, y el francés Invencible en la batalla de Finisterre en 1747, dieron origen al Establishment de 1745 que cambió sustancialmente el diseño de los navíos ingleses[18]. Es cierto que los ingleses no construirán navíos de 74 cañones hasta 1755, pero los navíos construidos desde 1745 tenían un claro referente al español Princesa y después al francés Invencible.

 

En cuanto a la supresión de la tercera batería, el ahorro de la madera y sobre el resultado de, al menos uno, Collunden, fue incierto; por un lado, Casimiro Vigodet y Fernández Duro señalan que fue un proceso ilustrativo y que fue uno de los navíos donde Juan emitió detallados informes[19]. Sin embargo, de la Puente en El Triunfante: tecnología y ciencia en la España de la Ilustración” señala que fue un estrepitoso fracaso[20], ya que era un buque demasiado pequeño para convertirlo en uno de 74, incapaz de montar cañones de 32 en la cubierta inferior y a pesar de la reforma iniciada en 1747 fue retirado siete años más tarde[21].

 

En aquellos años se construyeron seis navíos de tercera y cuarta, de los cuales sólo cuatro en Chatham, Deptford, Portsmouth y Plymouth.

 

Durante los tres días de Pascua y tras las visitas a astilleros, diques, máquinas u obras, Juan llega a la conclusión de que los buques ingleses son mucho mejores que los españoles y no entiende cómo estos no los destrozan en la primera maniobra de cada combate. Le impresiona el diseño de la artillería, de las palanquetas, las sujeciones que recogen el cañón en unos 5 pies; nota grandes diferencias constructivas, formas, ligazón, colocación y supone que necesitan menos madera que los que se construyen en España. Para los buques de trece portas por banda, separación entre ejes 41 ½, la eslora total sería de unos 142 pies[22].

 

Simultáneamente a estas investigaciones, al parecer llevadas a cabo por Solano, Wall les va introduciendo en el Almirantazgo y en la corte. Son invitados a una comida, que Solano califica de agradable, por el duque de Bedford, Secretario de Estado, que asiste acompañado por el almirante Anson[23]. Anson y Juan pasaron buena parte de la velada comentando el bloqueo a Guayaquil y la campaña que acabó con la captura del galeón de Manila. Solano cuenta que al final de la cena el duque de Bedford, tal vez intrigado por la presencia de los marinos en Inglaterra, preguntó: “¿A qué han venido estos caballeros?” A lo que el embajador respondió: “El tiempo lo dirá.”[24]

 

Para tranquilizar, la Embajada hace correr “la voz que su viaje no tiene otro objeto que el tratar con los individuos de la Regia Sociedad sobre puntos de matemáticas[25], y con diligencia Juan solicita el 6 de abril de 1749 su admisión en la Royal Society, en Crane Court. A partir de entonces la visitaría con asiduidad y participaría en los debates de la misma. El 9 de noviembre[26] es elegido miembro. Sólo tiene 36 años y ya es académico de las de París y Londres. En su estancia londinense también se le comunicaría, el 16 de abril de 1750, su ingreso en la Academia de Ciencias de Berlín[27]. La embajada promueve acciones para dar cobertura legal a los “espías” y el embajador los presentó en la corte al Rey Jorge II y en reuniones con los embajadores de Francia y Cerdeña. Por su parte, Juan no descuida la formación de sus ayudantes, cobertura docente, a los que enseñaba matemáticas sublimes y otro profesor les instruía en la física experimental. Todo ello no era óbice para que asistieran a los teatros y a la tertulia, nutrida de católicos, de la duquesa de Pacerton y participaran en las veladas de los jueves en la embajada.

 

El 20 de mayo de 1749 Ensenada envía una Real Orden ampliando el conjunto de asuntos que incluye la Instrucción inicial, indicándole y solicitando que investigue la razón por la que los paños ingleses son mejores que los españoles, que le remitiera muestras de lanas y que comprase maquinaria de sus fábricas. El 24 de julio Juan contestaría sibilinamente, sin mencionar la pregunta, que los paños ingleses se elaboran con lanas españolas “por no gastar tanto”. Tanto encargo variopinto estaba convirtiendo al “espía” en un “chico para todo” y, como demostró que era capaz de tocar bien todos los palos, cuando volvió el marqués siguió en esa misma línea, primero construcción naval, luego encargos de obras de diques y muelles, luego apagar el fuego en las minas de Almadén o localizar nuevas, diseñar canales de riego, realizar un mapa topográfico de España y una serie interminable de actuaciones en las que en todas sobresalió de una forma extraordinaria. Y por si fuera poco el 10 de diciembre, en plena operación salida, le pide que compre máquinas para blanquear cera y le ordena la adquisición de una serie de instrumentos, cuadrantes o telescopios. La contestación que da Juan es de una fina ironía ya que pide explicaciones de su uso y del dinero que se quiere gastar, ya que los instrumentos pueden servir para divertirse o para hacer observaciones astronómicas fiables.

 

Sobre el mes de abril Solano descubre un dique cercado y “vio una fragatilla… que la forraban con planchas de cobre… La novedad del forro, la de poner puente a la fragatilla” y su nombre El Puerco Espino. A Solano no le fue fácil obtener la información hasta que un anciano contramaestre le franqueó la entrada, previo pago de una gratificación y un par de botellas de vino. La mencionada fragata se estaba armando para llevar familias y útiles a establecerse en las costas chilenas, donde había naufragado el Waguer. Juan se lo comunica a Ensenada y al embajador, que presenta sus quejas en la corte. Esto motivó que se extremara la vigilancia de los extranjeros en los astilleros. En las memorias de Solano se señala que “fue sorprendido al entrar al astillero de Deptford, que está debajo del puente de Londres en su margen meridional, habiéndole detenido un centinela diciéndole que tenía orden de no dejar entrar extranjero alguno”. Solano sólo pudo entrar con tranquilidad en el de Chatham, porque un sevillano llamado Medina, casado con una inglesa que hacía de intérprete al Almirantazgo, le franqueó la entrada en los muelles y máquinas de la marina.

 

Juan en su carta del 16 de abril de 1749 le dice a Ensenada:

La fragata se hallaba muy adelantada en su obra y la habían aforrado de lo más fuerte que puede imaginarse pues, además del papel, tablas y demás ingredientes que se ponen para viajes dilatados, habían reclaveteado muy unidamente el mismo forro por fuera con grandes tachuelas, con lo cual, y las disposición y aparato de la fragata, me persuadí mucho a que fuese verdad la noticia que me dieron[28].

 

Por los comentarios que añade que el destino había sido confirmado por diversas fuentes que después quisieron retractarse al saber quien era. Alberola y Die concluyen que era evidente que Juan se movía por los astilleros a cara descubierta sin disfraz u ocultación de su personalidad, o puede ser que se refiera a Solana que descubrió las fragatas.

 

Con motivo, una carta que Juan escribe a Arriaga comentando el viaje secreto realizado en 1763 por el francés Louis Anyoine de Boyuganville a la Patagonia y la Mar del Sur, para crear un establecimiento en las islas Malvinas se refiere a las dos fragatas de Anson, una de ellas el Puerco Espino y el conocimiento que dio a Wall. A la vista de estos comentarios y la supresión del párrafo del original del manuscrito de la Breve Noticia, Alberola y Die señalan como causa la decisión de borrar cualquier elogio a Wall por su responsabilidad en la caída de Ensenada, cosa poco probable toda vez que Arriaga había llegado a ser secretario de Marina e Indias como consecuencia de dicho derrocamiento.

 

Juan, el 7 de julio, comenta que las mejores fábricas de lonas están en Irlanda y que el Parlamento británico se vio forzado, para proteger la producción propia, a obligar que todos los buques lleven un juego construido en Inglaterra. En el verano de 1749 se concentran varias operaciones distintas relacionadas con la fabricación de paños y lonas, que están a punto de abortar la operación de espionaje. Una de ellas, totalmente privada, promovida por los hermanos Gómez Moreno de la Real Compañía de Granada para el Comercio de América[29], está a punto de hacer fracasar la operación. En julio embarcan en el navío Dorotea y María un grupo de maestros que se dirigían a Málaga para pasar a Granada un cargamento para la fábrica de lonas. Juan comenta estos hechos a Ensenada en su carta del 24 de julio, anunciando que a Pedro Drew y a su cuadrilla no les han dejado partir de Portsmouth y algunos han sido hechos prisioneros. El buque fue descubierto, el material confiscado y Jorge Juan, por miedo a ser descubierto, se convierte en Mr. Sublevant. La verdad es que Wall, y él mismo lo reconoce, no tiene habilidad para el espionaje ya que, de los que ha contactado, uno no quiere ir a Granada y otro, Medcaelf, es apresado cuando quería salir de Londres. Juan, en su carta del 28 de agosto, explica la alarma provocada por la detención del barco y su propuesta es enviar pequeños grupos de personas separadas de las máquinas. Con ello se evitaría la concentración en los muelles de obreros de arsenales y familiares esperando embarcar hasta que en el río dejen de soplar vientos del Sur. Su idea es enviar los telares en el primer navío bilbaíno que vaya a Bilbao y de allí se den instrucciones para marchar a Ferrol, y al personal enviarlo a Oporto donde sería menos sospechoso.

 

Con respecto a las cartas y memorias preparadas por Jorge Juan y enviadas a Ensenada, podemos presentar el siguiente resumen[30]:

Fecha

Legajo

Asunto (*)

06.03.49

316

Sobre su llegada a Londres y noticias de construcción naval

09.04.49

233

Sobre contratación a Rooth

24.04.49

233

Plano de un navío de Rooth

16.06.49

233

Sobre lacre y dos navíos para América

16.06.49

233

Sobre el lacre. Y la salida de dos buques ingleses para América

03.07.49

316

Sobre las máquinas de limpiar puertos

07.07.49

233

Contratación de un maestro de lonas

07.07.49

316

Máquina para blanquear cera

07.07.49

712

Sobre el arte de imprimir inglés

07.07.49

712

Sobre máquinas de hacer lacre

24.07.49

712

Sobre máquinas de paños de Londres

07.08.49

233

Sobre máquinas de dragar y achicar (de fuego)

25.08.49

316

Recomendación del uso de máquinas de vapor

25.08.49

316

Recomendación uso máquina de vapor

11.09.49

233

Método para sacar a los constructores ingleses

11.09.49

316

Sobre el navío de 70 cañones de Rooth

11.09.49

233

Como salir de Inglaterra con todos los constructores

11.09.49

316

Proyecto navío 70 cañones Rooth

24.09.49

233

Sobre el plano del navío de Rooth

02.10.49

316

Máquina de fuego para limpiar los puertos

02,10.49

316

Rechazo compra fragata

02.10.49

233

Envío de los primeros constructores

13.10.49

316

Posibles represalias si se transportan telares

13.10.49

316

Sobre los defectos de la construcción inglesa

13.10.49

316

Sobre defectos construcción inglesa

11.10.49

316

Apresamiento navío con telares

20.10.49

316

Compra de fragatas inglesas

02.12.49

316

Sobre el telar enviado

02.12.49

316

Defectos en el proyecto de Rooth

26.12.49

95

Compra libros e instrumentos para Cádiz

23.02.50

234

Contratación del tercer constructor

23.02.50

712

Envío de instrumentos para el P. Wendlingen

12.04.50

234

Se sospecha de su conducta

13.05.50

712

Sobre los planes de Inglaterra de atacar en América y lo abominable del carácter inglés, debido a las perversas convicciones que como calvinistas profesan.

09.06.50

95

Que compra libros e irá a Cádiz

(*) Todos los documentos son cartas escritas desde Londres, a excepción de la de fecha 02.12.49 que es un informe y la del 09.06.50 que está fechada en París.

 

4. Envío de máquinas, instrumentos y libros comprados por Juan

El 29 de mayo de 1749 Ensenada escribe a Juan para que examinara maquinaria hidráulica británica. En su respuesta le envía dibujos de máquinas para dragar y otras para achicar con bomba de calor[31].

 

La información fue enviada a Cosme Alvarez, comandante de Ferrol, solicitando su opinión sobre ellos y el 23 de septiembre respondía que tal vez fuese interesante mirar de los martillos de Vauloüe, aunque parecía de funcionamiento más complejo. Juan ya tenía dos modelos contratados, para Alvarez y otro para Varas en La Carraca, pero no hay constancia que fuesen Adquiridos. Esto señala una cierta desconfianza en las informaciones que le remitía Juan y siempre buscaba una segunda o tercera opinión[32].

 

Después de su salida, Miguel Ventades y Gandasegui, del cuerpo de Tesorería de Hacienda, tesorero de la embajada española que había llegado a Londres casi en las mismas fechas que Juan, se encargó de organizar el envío de todo lo que Juan había comprado y lo hizo a través de Francisco Varas Valdez, presidente de la casa de contratación, siguiendo la ruta comercial más frecuente entre Londres y España. De la correspondencia de este puede obtenerse el volumen de los envíos que ha recibido[33] que son:

  • Cinco cajas de libros e instrumentos matemáticos, el 28 de julio de 1750 en el Britania, capitán George Massam.
  • seis cajas grandes y dos pequeñas que llegaron a bordo del San Jorge, capitán Juan Jones el 15 de septiembre de 1750.
  • El 4 de noviembre 1750 recibe los siguientes instrumentos con indicación de destino:
  • Para la Academia de Guardiamarinas: Un telescopio de 48 pulgadas y otro de 24 pulgadas, así como extra grande de 15 pies, Telescopio, péndulo astronómico, micrómetro, varios modelos de succión, bombas de fuerza, un par de barras magnéticas con su equipo y dos cajas de Libros latinos e ingleses[34].
  • Para los arsenales: dos modelos de pilotos de pila.
  • Y, para la Academia de Cirujanos: Microscopios de reflexión y refracción, una "máquina neumática" completa, una báscula para líquidos y sólidos, «un tubo para electricidad» (posiblemente para la realización de experimentos en electricidad) y una lente.
  • doce cofres y un baúl que llegaron el 17 de noviembre de 1750 a bordo del buque Sara, comandado por el capitán Diego Colnet
  • ocho cofres de instrumentos matemáticos se descargan en Bilbao de La Margarita, capitán Antonio de Laredo, por el que debe pagar 600 r.v.

 

Navío de sexta clase, John Clevely, el viejo (BHCV1045)

 

Anexo 1.

Número de buques y clases diseñados por Slade

SMS Clase

Clase

Cañones

Numero

Entrega

Victory

First

104

1

1778

Sandwich

Second

90

3

1759-1761

London

Second

90-98

4

1766 - 1790

Barfleur

Third

90

4

1768 - 1777

Dublin

Third

74

7

1757 -1759

Hero

Third

74

1

1759

Hercules

Third

74

2

1759 - 1760

Bellona

Third

74

5

1760 - 1770

Ramillies

Third

74

9

1762 - 1778

Asia

Fragata

64

1

1771

Southampton

Fragata

32

4

1757 - 1759

Niger

Fragata

32

11

1758 - 1769

Lowestoffe

Fragata

28

2

1758

Covnetry

Fragata

28

18

1757-1787

Sherborne

Cúter

10

1

1764

 


[1] Catherine Scheybeler; Tesis doctoral 1014, A Study of Spanish Naval Polycy during the Reign of Fernidan VI

[2] En mayo de 1750 Jorge Juan se le encargó las funciones que se describen, a finales de diciembre se año fue encargado de recorrer la Sierra de Alcaraz con la idea de canalizar las aguas hasta Lorca y Totana y a principios del 51 fue comisionado a las minas de Almadén y a mediados del mismo año pasó a estudiar las dificultades para el nuevo establecimiento del arsenal de Ferrol.

[3] El proyecto, dirección y obras de los arsenales, eran competencia de los Ingenieros del Ejército y las construcciones, a los constructores.

[4] Jorge Juan usó dos códigos secretos, uno que le fue entregado por el embajador y otro sustitutivo para burlar el posible espionaje en la embajada.

[5] Armando Alberola y Rosario Die, Estudio preliminar de la Breve Notica.

[6] El descubrimiento que se comenta fue realizado por José Solano, según sus memorias, comunicado a Jorge Juan y este lo puso en conocimiento del embajador.

[7] BN, ms 7406, f. 99

[8] O el marino mercante Morris

[9] José María Sánchez Carrión. Los constructores ingleses contratados por Jorge Juan y los cambios introducidos en los arsenales y bajeles del rey. Ponencia presentada en Ferrol en 2013 en el congreso sobre “Jorge Juan y Ferrol” cuyas actas no han sido publicadas y el artículo lo fue en Ingeniería navalISSN 0020-1073, Nº. 960, 2017

[10] Londres. Muelles de las Indias Orientales, por Joseph Vernet (Museo Alberto, Londres).

[11] Aunque Ensenada no confiaba en Wall y lo hacía con Abreu, que después sería Embajador de España en Londres.

[12] AGS, Marina, leg. 234, sin foliar.

[13] A.G.S, Marina, leg.. 233 sin foliar

[14] AGS, Marina, legajo 234, sin foliar.

[15] José Luis Santaló Rodríguez de Viguri, Don José Solano y Bote. Primer Marqués del Socorro, Capitán General de la Armada

[16] Nuria Valverde: Un mundo en equilibrio. Jorge Juan (1713-1773)

[17] El proceso fue tan drástico que algunos cambiaron de nombre como el Neptune que pasó ser Torbay

[18] Los primeros navíos que se construyeron de acuerdo a estas normas fueron el Swiftsure y Buckingham y en donde nuestros espías, tal vez por desconocimiento, no supieron valorar la importancia del diseño español de Autrán en Guarnizo.

[19] Casimiro Vidoget. Estudios históricos de la maría española en el siglo XVIII y Cesáreo Fernández Duro en el Libro quinto da las disposiciones náuticas.

[20] PRO, Admiralty, registro 95/12, fol.85

[21] Posteriormente Sir Thomas Slade diseñó ocho buques de la serie Cullunden de 74 cañones. En el anexo se incluye según https://en.wikipedia.org/wiki/Thomas_Slade,  los buques diseñados por Slade y algunos fueron terminados después de su muerte en 1771.

[22] Solano en sus memorias se adjudica parte de estos trabajos.

[23]Emilio Pascual Soler; Viajes de Jorge Juan y Santacilia. Ciencia y política en la España del siglo XVIII.

[24] M.M.N., Ms. 2162, f. 2.

[25] José Luis Santaló Rodríguez de Viguri, op. cit.

[26] Royal Society, ec 1749/14, f. 3977.

[27] Emilio Soler Pascual, op. cit.

[28] Alberola y Dice, Op. cit, Una copia de la carta se encuentra en MNM, ms 0812, doc 73v-74

[29] Miguel Molina Martínez: La Real Compañía de Granada para el comercio con América.

[30] Antonio Lafuente: Política Científica y espionaje industrial en los viajes de Jorge Juan y Antonio de Ulloa (1748-1751)

[31] Pudiera ser el nuevo modelo de la Newcome

[32] Esta manera de actuar era muy propia de los secretarios, al menos de Marina que ante cualquier plano de navío con nuevas características, obtenía varias copias, que enviaban a diversos estamentos para su análisis.

[33] Catherine Scheybeler, tesis citada. AGS, Marina, leg 712

[34] A diferencia que ocurrió con Ulloa que envió una relación de los libros remitidos en su comisión por Europa, Juan no lo incluye y por tanto no sabemos lo que incluye

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