Al finalizar su formación en Zaragoza, y desaparecido aquel niño despejado y despierto que llegara de Alicante, su tío Cipriano ve unas cualidades que le auguraban un brillante porvenir, tanto secular y militar, por lo que decide que su formación debe continuar en Malta bajo la tutela de la Orden de San Juan y además al nivel máximo como uno de los pajes del Gran Maestre, puestos reservado para los vástagos de las católicas cortes europeas o familias notales e influyentes.
Después de la aceptación de su madre, Juan emprende el cuatro de julio de 1725 su primer viaje marítimo hasta Malta, de tal forma que entre los doce y dieciséis años absorbería todo lo que aquella isla le ofrecía: formación social, económica, política y marítima[1] y aprovechará la gran transformación en la que el mundo marítimo estaba inmerso...